Uno de los elementos más importantes del sector logístico es la flota vehicular. Es decir, el conjunto de vehículos con los que trabaja la empresa de logística y que son los que le permiten llevar a cabo su función. Aunque en principio pueda parecer que todas las flotas de vehículos son iguales, según el tipo de transporte y necesidades específicas que se quieran llevar a cabo, será más recomendable decantarse por un tipo de flota u otra.
La flota vehicular es el conjunto de vehículos con los que cuenta una empresa. En el sector de la logística, la flota vehicular está constituida también por el conjunto de estos vehículos. Sin embargo, en el caso del sector logístico, se trata de uno de los elementos más importantes de la propia empresa, puesto que es el medio a través del cual lleva a cabo su trabajo. De este modo, contar con una flota vehicular adecuada a las necesidades de la empresa logística en particular se convierte en un elemento básico de su funcionamiento diario, y que determinará en gran medida el buen funcionamiento de la empresa, así como sus resultados de cara a la satisfacción del cliente.
A la hora de hablar de una flota vehicular se suele pensar enseguida que todas son iguales o, al menos, que presentan pocas diferencias entre sí. En realidad, más allá del tipo de vehículos que se utilicen, el aspecto fundamental de una flota de vehículos es el uso que tienen, así como la dedicación a una única tarea o más. De este modo, se pueden distinguir hasta tres tipos de flotas vehiculares diferentes.
Se trata de la flota que pertenece a la propia empresa. Dependiendo del uso que se haga de ella, puede ser rentable o no. Por lo general, se considera que una empresa debería contar con una flota propia cuando el uso que haga de la flota sea un elemento fundamental para su actividad profesional. Es decir, debe ser un uso muy eficiente el que haga de dicha flota para que sea rentable contar con ella.
Las flotas tercerizadas son aquellas que no pertenecen a la empresa que las usa, pero que, de un modo u otro, son un elemento necesario para desarrollar su labor profesional. En el caso de una flota tercerizada dedicada se trata de una flota de vehículos que, sin pertenecer a la empresa que los utiliza, tienen uso exclusivo para sus tareas. Es decir, están dedicadas única y exclusivamente a la empresa en cuestión, aunque esta no sea la propietaria de la misma.
Finalmente, otro tipo de flota vehicular es la flota tercerizada no dedicada. En este caso, también se trata de una flota tercerizada (no es propiedad de la empresa que la utiliza). Sin embargo, a diferencia de la flota tercerizada dedicada, en el caso de las no dedicadas, este tipo de flotas trabajan para varios clientes diferentes, lo que, en muchos casos, resulta mucho más rentable. Un buen ejemplo de este tipo de flotas son las que disponen las empresas de courier o paquetería.
El uso de un tipo de flota vehicular u otro dependerá de las características particulares de cada empresa. En este sentido, no se puede decir que una flota sea buena y la otra mala. La mayor o menor recomendación de una tipología u otra dependerá de las necesidades y del sector particular en el que trabaje la empresa.
De esta forma, es importante analizar correctamente cuáles son las fortalezas y debilidades particulares de cada empresa, y enfocarse en aquellos aspectos que resulten más rentables para cada sector profesional. En algunos casos, a una empresa le puede interesar contar con su propia flota vehicular debido al tipo de producto y forma que tiene de distribuirlo. Sin embargo, en otros casos, es muy habitual que las empresas productoras prefieran centrarse en simplemente en la producción del producto y delegar la tarea de distribución en otras empresas, que serán las que dispondrán de las flotas vehiculares que la realizarán, ya sea con una flota tercerizada dedicada o no dedicada.