El flujo logístico es un elemento clave para garantizar el buen funcionamiento y la optimización de la cadena de suministro y, en consecuencia, para que las mercancías lleguen desde los lugares de producción hasta el cliente final.
El flujo logístico es el conjunto de procesos y actividades por las que debe pasar un producto desde su etapa de fabricación o elaboración hasta que llega al cliente final. De esta forma, el flujo logístico se presenta como el conjunto de actividades de logística que permite que las mercancías avancen a lo largo de toda la cadena de suministro.
Cuando hablamos de flujo logístico de una empresa es necesario distinguir diferentes tipos, que son: flujo logístico interno y flujo logístico externo.
El flujo logístico interno también se denomina flujo de producción. Esta parte del flujo logístico hace referencia a los procesos que los productos deben desarrollar durante el período en el que están en las instalaciones de una misma empresa. Es decir, hace referencia a la logística de procesos de transformación y almacenamiento que los productos sufren mientras están en la misma instalación de la compañía.
El flujo logístico externo hace referencia a la parte del flujo logístico que los productos (o sus materias primas) deben desarrollar fuera de la empresa de producción. En este sentido, podemos distinguir dos subtipos de flujos logísticos externos, dependiendo de si afecta a antes o a después de que el producto pase por las instalaciones de la empresa productora.
En este sentido, los subtipos son el flujo de suministro, que recolecta las materias primas y aprovisionamiento en logística, y el flujo de distribución, que engloba todas las actividades de transporte y distribución que se deben realizar desde que el producto sale de la fábrica y que permiten que este llegue al cliente final.
Además de estos flujos logísticos de una empresa, también hay que tener en cuenta un flujo logístico que se desarrolla de forma paralela a todo el proceso y que es intangible: el flujo de información logística.
El flujo de información logística es el intercambio continuo de información que realizan todas las partes implicadas en la cadena de suministro y que es el que permite que el flujo logístico se realice de forma fluida y eficiente. De este modo, el intercambio de información se presenta como una más de las funciones de la logística que garantizan el buen funcionamiento de la cadena de suministro en su conjunto.
El flujo de procesos logísticos se puede ejecutar de diversas formas dependiendo de las necesidades de la cadena de suministro en cada momento o fase del proceso. De este modo, podemos hablar de hasta cuatro estrategias de flujo de procesos logísticos:
El flujo logístico push funciona cuando la producción se ajusta a la previsión de demanda que se tiene. Es decir, se fabrica acorde a lo que se espera vender.
El flujo logístico pull funciona solo cuando existe una demanda previa confirmada. En otras palabras, una vez que se produce la venta es cuando se inicia la producción.
Esta estrategia de flujo logístico también se denomina just-in-time. En este caso, el proceso de producción es regular. Sin embargo, se lleva a cabo de forma completamente ajustada a la demanda prevista. De este modo, se busca evitar tener que almacenar el stock que todavía no se ha vendido.
El flujo logístico sincrónico se caracteriza por su alta capacidad de adaptación. En este caso, el flujo de materias primas y productos intermedios se ajusta a medida que la producción avanza. De esta forma se busca evitar cuellos de botella durante el proceso de producción y una buena gestión de los recursos disponibles.
La mejor forma de entender cómo funciona un flujo logístico es mediante la comparación de ejemplos. Un ejemplo de flujo logístico lo podemos encontrar en las tiendas Ikea. En el caso del gigante del hogar y la decoración, esta empresa adapta la producción con el fin de garantizar que haya existencias de todos sus productos en todas sus tiendas. ¿Cómo? Mediante una estrategia de flujo logístico push. Es decir, produciendo o surtiendo acorde a la previsión de demanda con la que se trabaja, lo que permite distribuir los productos de tal manera que siempre haya stock en sus tiendas.
Por el contrario, si tomamos como ejemplo de flujo logístico un carpintero artesano encontramos una estrategia completamente distinta. En este caso, el carpintero solo trabaja bajo demanda. Es decir, hasta que no se ejecuta la venta no se inicia la producción. En este caso, estamos ante un ejemplo de flujo logístico pull, ya que solo se produce cuando hay una demanda previa confirmada.
En ambos casos, vemos que el resultado es siempre ofrecer un servicio óptimo y adecuado a las necesidades del consumidor. De este modo, hay que entender que las estrategias de flujo logístico no son buenas o malas en sí mismas, sino que están bien o mal aplicadas dependiendo del tipo de cadena de suministro y cliente con el que se trabaja.