Existen múltiples desafíos que aún no han sido resueltos con respecto a esta ingeniería, sin embargo, bastantes compañías están insistiendo en impulsarla para dar agilidad a sus negocios y para adaptarse al actual contexto de transformación digital.
Estos últimos años hemos sido testigos de cómo el Internet de las cosas –o IoT por sus siglas en Inglés–, ha ido acaparando terreno en las distintas industrias, a pesar de que aún no es considerada una tecnología madura por parte de las empresas.
Existen múltiples desafíos que aún no han sido resueltos con respecto a esta ingeniería, sin embargo, bastantes compañías están insistiendo en impulsarla para dar agilidad a sus negocios y para adaptarse al actual contexto de transformación digital.
En simples palabras –y para entender este fenómeno desde su origen–, el IoT se refiere a la interconexión digital de los objetos cotidianos con Internet, conformado por múltiples tecnologías que permiten conectar el mundo físico con el digital. Todo esto se lleva a cabo mediante la capacidad de transferir datos a través de una red, sin requerir de interacciones humano a humano o humano a computadora.
El aumento del interés dentro del sector empresarial por esta ingeniería tiene una explicación simple: La combinación de datos de sensores y algoritmos analíticos han permitido a las compañías optimizar sus procesos y aumentar su eficiencia. Esto podría significar una revolución en los modelos de negocio, como los conocemos hoy.
Y aunque las Smart Cities son la rama más conocida donde se ha aplicado el IoT, otros mercados también se verán beneficiados con el uso de esta tecnología. El uso del Big Data en el análisis y en la toma de decisiones de la mano del IoT, traerá un alto valor a la industria de los bienes de consumo.
Las siglas de FMCG –Fast Moving Consumer Goods, por sus siglas en inglés– hacen referencia a los bienes de consumo de alta rotación o productos que tienen una vida útil corta. Por su escasa duración, la producción de éstos debe estar orientada a un ajuste máximo en los gastos de fabricación en todas las etapas de la producción; aquí es donde entra el IoT a generar beneficios.
Optimización es la palabra clave. Esta tecnología tiene el potencial para transformar esta industria, gracias al análisis de datos y a la capacidad de organización que permite este sinfín de algoritmos. En un mundo en que los consumidores cambian sus hábitos constantemente, esta herramienta es utilizada para optimizar los recursos gracias a la predicción de comportamientos que permite evitar inversiones innecesarias.
Es así, como un número creciente de empresas han empleado el Internet de las cosas en sus procesos de fabricación y cadena de suministro, para hacer más eficientes sus procesos y buscar nuevas maneras de mantenerse competitivos en el mercado, canalizando sus esfuerzos en construir experiencias de usuario más personalizadas.
Desde el punto de vista de la cadena de suministro y demanda, por otra parte, el Internet de las cosas puede cambiar completamente el modelo de negocio como lo conocemos hoy. Al ser capaz de conectar los sistemas de fabricación, los dispositivos, las personas que dirigen las operaciones, entre otros, las empresas se encuentran frente a un sinfín de oportunidades de automatizar y hacer los procesos infinitamente más eficientes.
Hay un mundo después de la incorporación del IoT. Automatizar los procesos, no sólo mejora mi performance como compañía, sino que también libera a una gran cantidad de personas de realizar tareas más bien rutinarias y poco relevantes. Con la integración de esta tecnología, los trabajadores podrán incrementar la demanda sin sacrificar la calidad, cooperando en áreas donde puedan aportar aún más, mejorando las distintas etapas de la cadena de valor.
Su utilidad en cuánto a los puntos de venta tampoco se queda atrás. Ítems como estantes o unidades de refrigeración de productos con sensores asociados a esta tecnología, pueden recolectar, monitorear, entregar alertas sobre disponibilidad, y hacer aún más rentable el mercado de los FMCG. La integración del mundo físico con el mundo digital, puede significar un ahorro en almacenaje, distribución, transporte, tiempo de operación y los costes, gracias a las alertas entregadas en tiempo real sobre el stock disponible en cada local.
La información de valor de los clientes relacionada directamente con el contexto captado por el IoT, como el historial de compras, condiciones del tráfico, clima, entre otras; puede ser combinada con el fin de crear insumos que aporten en la creación de modelos predictivos cada vez más certeros.
No obstante, a pesar de que ha habido avances significativos en esta materia, lo cierto es que aún quedan muchos desafíos para lograr soluciones integradas, desde el punto de vista del hardware hasta la aplicación final. Las empresas en la actualidad siguen buscando encontrar “el fit” entre esta tecnología y su modalidad de negocios.
En ese contexto –y por el interés creciente que existe por esta tecnología–, lograr avances en el IoT tiene a toda una industria de desarrolladores trabajando en cómo adaptar éste a la mayor cantidad de mercados posibles. Es probable que en los próximos diez años esta ingeniería nos sorprenda y cambie la forma en que funcionan los negocios en la actualidad, en todos los rubros.
Fuente: América Economía