Los KPI de producción son esenciales a la hora de realizar un seguimiento de la producción y de los resultados de una empresa. Según el caso, se pueden encontrar diferentes indicadores de producción. Sin embargo, existen una serie de KPI que, por su importancia, van a ser comunes a todas las compañías, por lo que es esencial contar con ellos en el análisis de datos.
KPI es un acrónimo del inglés Key Performance Indicator. Es decir, Indicador Clave de Desempeño. En otras palabras, son indicadores estandarizados que permiten obtener datos concretos y objetivos sobre determinados aspectos de una acción u estrategia empresarial definida. Cuando los KPI se aplican a los procesos de producción hablamos de KPI de producción, que se distinguen del resto de KPI con los que puede trabajar una compañía y que también aportan datos especialmente útiles a la hora de determinar una estrategia empresarial concreta (por ejemplo, KPI de logística, KPI de ventas, KPI financieros, KPI de redes sociales, etc.).
Los KPI de producción van a permitir a una empresa realizar un seguimiento de los procesos de producción y, tras el análisis de los datos obtenidos, tomar la decisión de seguir con la estrategia que se viene aplicando (si los resultados son positivos) o de cambiarla para realizar una gestión distinta (si los resultados no son todo lo buenos que cabría esperar).
La elección de los KPI de producción que se toman como referencia puede variar de una empresa a otra. Sin embargo, en la mayoría, vamos a encontrar algunos comunes entre todas debido a la especial importancia que tienen a la hora de realizar el análisis de datos y de valorar los resultados obtenidos.
Este KPI de producción permite medir el tiempo que se tarda en producir un producto determinado. Para ello se toma como referencia inicial el momento en el que se ejecuta la orden de producción y como referencia final el momento en el que el producto en cuestión puede darse por completado. El tiempo que transcurre entre un momento y otro es el tiempo de ciclo de producción de cada producto.
En este caso, el KPI de producción se centra en analizar el porcentaje de productos que son fabricados sin errores. Es decir, el número de productos que, al terminar la cadena de producción, son perfectos desde el punto de vista de los estándares de calidad de la compañía.
La tasa de rechazo es un KPI que mide los productos que no cumplen con los estándares de calidad determinados. Es decir, se trata del KPI opuesto al rendimiento de calidad, ya que, en este caso, lo que se mide es la cantidad de productos que son eliminados de la cadena de suministro antes de llegar a completar su producción.
Este KPI de producción hace referencia al seguimiento del producto una vez se ha completado la producción. Sin embargo, es esencial tenerlo en cuenta para adaptar la producción y reducir la tasa de devoluciones, ya que determina de forma directa el nivel de satisfacción del cliente. Una tasa de devoluciones elevadas cuando el producto cumple con los estándares de calidad determinados suele estar asociada a un diseño ineficaz o a una incapacidad del producto para cumplir con las expectativas del consumidor, por lo que, en muchos casos, será necesario reformular la producción desde el principio.
La importancia de los KPI de producción radica en el hecho de que sirven para poder analizar objetivamente los resultados de una empresa. Su principal ventaja respecto a otros medidores es que son objetivos y perfectamente tangibles. De esta forma, se pueden comparar con métricas anteriores y, en consecuencia, determinar si los cambios llevados a cabo desde la obtención de dichas métricas hasta las actuales han sido positivas o negativas. En otras palabras, permiten analizar de forma objetiva si una estrategia empresarial concreta ofrece buenos resultados o no y, en consecuencia, determinar si es necesario un cambio de rumbo o no.