Al hablar de logística y transporte es habitual que ambos conceptos se asocien e, incluso, se confundan entre sí. Esto se debe a que son varias las similitudes que guardan entre sí. Sin embargo, también existen diferencias notables que hacen que, aunque logística y transporte estén íntimamente ligados, sigan siendo elementos diferentes que se ocupan de funciones distintas.
En términos generales, se puede hablar de transporte como el desplazamiento o movimiento de mercancías de un lugar a otro. Esto, como se puede ver, constituye una definición muy general. Sin embargo, es a lo que se limitaría el transporte, algo tan sencillo como desplazar las mercancías desde un punto determinado a otro.
Sin embargo, al hablar de logística, se está hablando de mucho más que solo de transporte. Al hablar de logística, se está incluyendo, evidentemente, el transporte de mercancías de un punto a otro. Sin embargo, el proceso logístico está formado por muchas fases diferentes, en las que el transporte es solo una de las muchas que conforman el conjunto del proceso logístico.
En este sentido, al hablar de logística se estaría hablando de toda la cadena de suministro, desde el envío de materias primas a los productores al envío de los productos ya elaborados a otros productores o clientes finales. De hecho, en todas estas fases de envío (que estarían asociadas al transporte), habría que incluir también otras muchas fases paralelas, como pueden ser el almacenamiento, el inventariado, la preparación de los pedidos, la gestión de los albaranes y los envíos, el seguimiento de los envíos hasta que llegan al cliente final, etc.
Es decir, al hablar de logística se está hablando de todo un proceso de suministro, que no solo contempla el transporte, sino toda la gestión del suministro de las mercancías en cada una de sus fases, desde las primeras fases de producción hasta el proceso de entrega de última milla al cliente final.
Sin embargo, al hablar de logística y transporte, es muy habitual que ambos términos se confundan entre sí. Esto sucede, principalmente, en aquellas personas que no trabajan activamente en el sector logístico. Debido a que la mayoría de personas solo contempla la fase final de los procesos logísticos, aquella referente al transporte y entrega de los pedidos al cliente final, es habitual que esta mayoría de personas tienda a identificar logística y transporte como una única actividad. Sin embargo, como se ha podido ver, en realidad el transporte es solo una de las fases que forman parte del proceso logístico, que comprendería la totalidad de la actividad relativa al suministro de mercancías.
Otra de las diferencias sustanciales entre logística y transporte reside en cómo enfocan su negocio cada una de las empresas respecto al cliente final, y más en concreto respecto a la satisfacción del cliente final. En el caso de las empresas de transporte, su actividad se da por completada cuando el pedido llega a su destino. Sin embargo, en el caso de las empresas de logística, su actividad no se limita a la entrega de los pedidos en tiempo y forma, sino que también tienen en cuenta cómo el cliente valora la experiencia en su conjunto. Esto aporta a las empresas de logística una ventaja competitiva y estratégica fundamental sobre las empresas de transporte, puesto que permite fidelizar a su clientela y obtener un feedback de regreso que pueden utilizar para mejorar su servicio de manera constante.