El desafío verde que enfrentan los despachos del e-commerce

Una de las consecuencias inmediatas de la pandemia fue la explosión del e-commerce, que durante los meses más crudos del confinamiento se convirtió en la única alternativa para cualquier empresa que vendiera algún tipo de producto. Aunque ya desaparecidas las restricciones por el coronavirus, las compras a través de internet permanecieron como parte de la nueva normalidad, potenciando a toda una industria en torno a las plataformas de venta online y sus despachos.

Este cambio de paradigma, que sin la pandemia hubiera sido mucho más gradual, modificó en pocos meses las reglas del juego y el funcionamiento de muchas empresas que se han visto en la obligación de adaptarse a este nuevo canal de venta. Según Felipe Porter, VP of Sales Latam de DispatchTrack, en este contexto el desafío ha sido que las compañías le tomen el peso a la importancia que tiene el delivery en la experiencia del cliente.

“Si bien durante la pandemia aumentaron aceleradamente todos los despachos, ese crecimiento estuvo más vinculado a una restricción del comercio físico. Post pandemia, cuando hay más libertades, cuando las restricciones se eliminan del comercio físico, el despacho no es necesariamente una obligación, sino que pasa a ser una opción. Y es importante la calidad de la entrega para mejorar la experiencia, para que esa opción sea la primera del cliente, y responder de manera eficiente a la mayor demanda”, dice Porter.

Uno de los puntos que busca mejorar esa experiencia del cliente y la calidad del servicio en general es el ámbito de la sustentabilidad, que además muchas veces también viene asociado a los valores de las empresas y a los esfuerzos que están haciendo por reducir la contaminación de sus operaciones.

Precisamente, los servicios que entrega DispatchTrack van en esa dirección. Esta compañía internacional con sede en Chile dispone de softwares de planificación de rutas que gracias a Inteligencia Artificial ayudan a optimizar los despachos, reduciendo al mínimo los tiempos de entrega y los recorridos de cada transporte durante “la última milla”, el término que se usa para denominar a la última etapa de traslado de un producto, desde el lugar de almacenamiento final hasta el consumidor.

“La huella de CO2 de los medios de transporte sigue generando daño al medio ambiente. Incluso, estudios indican que emiten casi un cuarto del total de CO2 que se produce en el planeta. Para ello, la gestión de los despachos debe incluir tecnologías que permitan contar con rutas más eficientes para que la flota de vehículo realice entregas en menores tiempos”, opina Porter.

Los servicios de DispatchTrack también permiten monitorear y recopilar datos relacionados a este ámbito, como las emisiones de CO2 de una flota o incluso información sobre un vehículo determinado y cómo está siendo manejado.

Un servicio similar es el que entrega Drivin, empresa chilena que funciona en siete países con un software que satisface necesidades logísticas de compañías con operaciones intensivas en transporte. Este programa permite planificar rutas de la manera más óptima posible y con flexibilidad, con posibilidad de monitoreo y reportes automáticos del desempeño de los conductores.

“Lo que hacemos nosotros es que tomamos una serie de despachos que hay que planificar y primero los asignamos a un camión, es decir, hacemos la optimización de primer nivel. Después hacemos la de segundo nivel, que es la secuencia lógica de entrega. En términos de optimización lo que uno logra con la asignación de primer nivel te diría que es el 80 o el 90% del problema”, explica Nicolás Kunstmann, Comercial Director y Cofundador de Drivin.

En todo caso, Kunstmann destaca que más allá de cualquier medida concreta que se esté tomando, el auge del e-commerce por sobre la compra presencial tradicional, ya ha significado una mejora en cuando a emisiones contaminantes. “Hay que preguntarse qué pasaría si es que esas demandas de personas se tradujeran en que la persona tiene que salir de su domicilio o de su oficina a comprar las cosas. Si cada uno en la comodidad de su casa o en la oficina va y compra y le llega un paquete y ese paquete viene con 50 o 100 paquetes más en el vehículo, significa que 50 o 100 personas dejaron de salir”, dice.

Kunstmann explica además que en una ruta de última milla bien optimizada, la distancia entre cada punto de despacho en promedio no debiera ser de más de 500 o 600 metros. “Si tú tuvieses que comprarle un regalo a tu pareja o a tu amigo y piensas dónde podrías ir a comprarlo, yo no sé si tú podrías ir a un lugar que quede a menos de 600 metros de ida y vuelta y si quedara a menos de 600 metros, seguramente podrías ir a pie”, añade.

Flota eléctrica como objetivo

Más allá de lo beneficiosa que puede ser una organización óptima de las rutas, hay otras opciones para que los despachos generen una menor huella. Una de las más evidentes pero también de las más costosas es la utilización de transportes con bajas o nulas emisiones de CO2.

En Mercado Libre, una de las empresas líderes de E-commerce en Chile, han estado concentrando parte de sus esfuerzos en esta dirección. En 2021 lanzaron su primera flota de camionetas eléctricas para el servicio de última milla en la Región Metropolitana, la que ha ido aumentando paulatinamente y que ahora va en cerca de 150 automóviles. “Son vehículos que reducen las emisiones de CO2 por kilómetro recorrido en un 50% vs los vehículos a combustión”, cuenta Ariel Katz, Head Regional de Ambiente en Mercado Libre.

Este esfuerzo se ha hecho en conjunto con la instalación de infraestructura de recarga de estos automóviles, uno de los desafíos adyacentes a este tipo de transporte. En esta línea, en abril de 2022 anunciaron una alianza con Enel X Way para la instalación de los primeros puntos de carga eléctrica, en un centro logístico ubicado en Renca. Además, los planes actuales son seguir aumentando esta flota y poder expandirla pronto a regiones.

Fuera del ítem última milla, Mercado Libre también ha hecho esfuerzos ecológicos en otras de sus áreas, como el uso de energías limpias en sus centros de distribución. Por ejemplo, su sede en Colina, que es la más grande de Chile, es abastecida en su totalidad por energías renovables, además de trabajar exclusivamente con empaques reciclables, reutilizables o compostables.

“Queremos hacer crecer el negocio en armonía con el planeta y para ello impulsamos iniciativas no solo a nivel logístico, trabajando con proveedores y partners estratégicos, sino también a nivel de oferta, por ejemplo. En ese sentido, estamos trabajando fuertemente para incluir en nuestro marketplace distintas opciones para fomentar un consumo más sustentable”, señala Katz.

Dentro de estas iniciativas se encuentra una sección de productos de impacto positivo, la recién lanzada Góndola B, que reúne más de 750 productos de Empresas B certificadas, o la incorporación de alternativas de electromovilidad urbana en la sección de motores.

 


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