Según estimaciones del International Council on Clean Transportation (ICCT), el 23% de las emisiones mundiales de CO2 provienen del sector transporte. Para mitigar los efectos medioambientales, la industria logística y de distribución ha iniciado su apuesta por la electromovilidad de la última milla, junto con la implementación de vehículos eléctricos.
Felipe Porter, VP de Ventas DispatchTrack-Beetrack, aseveró que “vemos como cada vez más la electromovilidad se convierte en tendencia. Debido a los objetivos de carbono neutral, se le ha empezado a exigir al retail, por ejemplo, que los despachos sean realizados en vehículos eléctricos”.
Aunque la incorporación de una flota eléctrica requiere de una serie de transformaciones que en un principio pueden parecer abrumadoras, en el mediano plazo le traerán a la compañía ventajas importantes:
● Hacer que la operación logística sea mucho más eficiente.
● Reducir los costos de mantenimiento y operaciones pues su manutención es casi nula al no requerir cambios de aceite o filtros. Los principales cuidados están relacionados a la carga de la batería y la capacitación de los conductores.
● Reducir los gastos de combustible.
● Reducir el desgaste de las piezas que componen el vehículo.
● Disminuir la contaminación acústica pues el motor es más silencioso.
● Disminuir la huella de carbono y la emisión de gases de efecto invernadero.
Además, el software puede la optimización de las rutas de despacho y entregan visibilidad en tiempo real, pueden hacer aún más eficientes las operaciones de los vehículos eléctricos. Según Porter, “las herramientas permiten evitar rutas complejas, como los caminos de tierra empinados, cuidando así la flota”.